GEOGRAFÍA - PAÍSES: Alemania - 4ª parte

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Geografía

PAÍSES

Alemania - 4ª parte


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Literatura

esde los inicios del siglo XIII se desarrolló una literatura en lengua alemana basada en la epopeya popular: el Cantar de los nibelungos y Gudrun, obras anónimas pertenecientes al género caballeresco. Luego se pasó a la literatura burguesa de los maestros cantores y posteriormente a la importante prosa de los místicos del siglo XIV (Maestro Eckart, J. Tauler, Heinrich Seuse, etc.).

En la época moderna, la Reforma acaparó la atención de los humanistas. Lutero tradujo la Biblia para divulgarla y creó el alemán moderno. La Contrarreforma, desde mediados del siglo XVI, intentó captar nuevamente las masas y desarrolló una literatura barroca (Paul Fleming, Andreas Greif, Martin Opitz). Desde finales del siglo XVII la literatura en lengua alemana comenzó a sobresalir, sobrepasando incluso a la literatura en lengua latina. Enriquecida por influencias francesas, inglesas y suizas, dio lugar a la Aufklärung (Ilustración); su mayor exponente fue Lessing, que tomó a Shakespeare como modelo. El desarrollo de una corriente clasicista (Christoph Martin Wieland) y otra religiosa y sentimental (pietistas) fueron las notas predominantes de los primeros decenios del siglo XVIII. Alrededor de 1770 surgió una revolución literaria: la Sturm und Drang (tormenta e ímpetu), que tomó su nombre de la obra homónima de Friedrich Maximilian von Klinger. Fue iniciada por Johann Georg Hamann y uno de sus máximos representantes sería Goethe. Pocos años después decaería su fuerza, siendo sustituido por un creciente interés por lo clásico; un Goethe más maduro, junto a autores como Johann Christoph Friedrich von Schiller, Karl Philipp Moritz, W. Heinse y Wilhelm von Humboldt, fueron los principales precursores de un notable entusiasmo por el mundo griego, que llevaría asociada la idea de progreso extendida por Herder y la Ilustración.

En 1794, la publicación de la obra de Fichte Sobre el concepto de la doctrina de la ciencia marcó el inicio del movimiento romántico, inicialmente surgido como reacción al clasicismo. En una primera etapa destacaron autores como Friedrich von Schlegel (teórico del romanticismo), Ludwig Tieck, Novalis y Friedrich Schleiermacher, etc. En los primeros años del siglo XIX hubo una escisión en la escuela romántica: de un lado, el grupo de Heidelberg (en el que destacaron los hermanos Grimm) y, de otro, el que se formó en Berlín (E.T.A. Hoffmann, La Motte-Fouqué, Chamisso, etc.). A partir de esa época, el romanticismo derivó hacia el drama y la fatalidad (Heinrich von Kleist, Zacharias Werner, Joseph von Eichendorff, etc.). Un cambio profundo en la literatura alemana se produjo con el movimiento de la «Joven Alemania», cuyos autores (E. Moritz Arndt, H. Heine, L. Börne, C. Dietrich Grabbe, etc.) introdujeron la política y la polémica en la literatura, alejándose de los sueños románticos. Este movimiento, aunque breve, fue de gran importancia por cuanto dio pie al realismo que se desarrolló durante la segunda mitad del siglo.

Alrededor de 1890 se inició un nuevo cambio que constituyó el origen de la poesía alemana contemporánea (Rainer Maria Rilke) y de un impresionismo psicológico que determinaría la aparición de novelistas como los hermanos Mann y Hermann Hesse. Dos décadas después surgió el expresionismo, como manifestación de rebeldía de poetas y artistas ante el clima de violencia en la Europa de la preguerra (Ernst Stadler, Georg Heym, Ernst Toller, Georg Kaiser, Bertolt Brecht, etc.). La convulsión de la Primera Guerra Mundial hizo que el expresionismo perdiera buena parte de sus representantes, que iniciaron un nuevo realismo basado en reflexiones, interrogantes y condenas (Ernst Jünger), buscador de nuevos valores en un momento en que la moral establecida estaba en decadencia.

En la época de entreguerras, y ante el «bolchevismo intelectual», el nazismo pondrá el énfasis en la sangre y la raza como orígenes del arte. La mayoría de intelectuales marchó al exilio, otros optaron por la resistencia y algunos se suicidaron; una minoría juró fidelidad a Hitler y se dedicó a desarrollar una literatura nacionalsocialista en la que se ensalzaban los viejos mitos germánicos y se daba rienda suelta al antisemitismo y al antibolchevismo proclamados por la doctrina oficial.

Tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial, los escritores (Thomas Mann) opuestos al nazismo decidieron hacer borrón y cuenta nueva y asentar las bases de una nueva literatura alemana basada en la sencillez y la libertad. Ávidos de independencia, los intelectuales alemanes formaron un grupo (Grupo 47) que carecía de miembros inscritos y presidente elegido. Los testimonios de los horrores de la guerra fueron numerosos; abundaron los temas en torno a la absurda obediencia militar (Albrecht Goes) y a las consecuencias morales y materiales de la contienda (Heinrich Böll, Arno Schmidt, Walter Jens, etc.). Tras la división de Alemania en dos estados, la literatura siguió derroteros muy diferentes. En la R.F.A. pronto resurgió el problema de la expresión; la poesía en estado puro se convirtió en objetivo principal. La producción literaria se desarrolló en torno a dos ejes: el estado de angustia en que vivía la juventud alemana, pese al progreso material, y la división del país. El realismo se manifestó con fuerza en las novelas y el teatro de Günter Grass.

Con la década de 19660 hubo un cambio en los temas: siguió existiendo una preocupación por el pasado, pero paulatinamente fue aumentando la relación entre el arte y el mundo del trabajo. El resultado fue una mayor politización: los escritores adoptaron una actitud de compromiso social y político (Peter Weiss, Erich Fried). A partir de 1968 surgió una contraliteratura que denunciaba (Peter Handke) la pretensión de mostrar la realidad y la confusión que ello provocaba en el lector. Desde mediados de la década de 1970, y frente a la masificación tecnológica, se ha venido desarrollando una literatura de carácter individualista (M. Walser, W. Kempowski, G. Wohmann, S. Lenz). En la R.D.A., en cambio, predominaron los temas en torno a la creación de la nueva Alemania.

Desde 1951 se impuso la doctrina del realismo socialista, acompañada de una rigurosa censura. Destacan B. Brecht, A. Zweig y L. Renn. En 1953, tras la rebelión obrera y la insurrección húngara, desapareció la tolerancia literaria, lo que motivó una nueva oleada migratoria hacia el O. En la década de los 60, los problemas derivados de la construción de una nueva sociedad volvieron a pasar a un primer plano (Christa Wolf, Hermann Kant). Surgieron críticas al dogmatismo oficial, aunque sin cuestionar el régimen. Tras un amago de liberalización, a partir de 1976 se endureció la censura, con prohibiciones y encarcelamientos, lo que dio lugar a una nueva emigración masiva hacia el O.

Filosofía

Las bases de la filosofía alemana se encuentran en la influencia ejercida por las tradiciones protestante y judía. En el siglo XIII, de la mano del Maestro Eckart, surgió la mística alemana, que tuvo continuidad en los siglos posteriores. La aparición del luteranismo marcó el inicio de un notable desarrollo de la cultura, asentando definitivamente las bases de la filosofía en Alemania. La obra de Leibniz (1646-1716), continuador del cartesianismo, fue el germen de los grandes sistemas, como el hegeliano. Kant (1724-1804) revolucionó el mundo filosófico al situar al objeto y la razón en el centro de la ciencia, la moral y la estética. Con los poskantianos se desarrolló el idealismo alemán: Fichte elaboró teorías sobre la libertad y el yo absoluto; Schelling sobre la naturaleza y la religión. Pero quien ejerció mas influencia, en aquellos momentos, en el campo filosófico, fue Hegel (1770-1831), que creó toda una línea de pensamiento basada en la síntesis y en la dialéctica. Por contra, algunos aspectos del ateísmo y pesimismo de Schopenhauer influyeron en la teoría iconoclasta de Nietzsche (1844-1900). Sus ideas crearon una corriente que se extendió hasta Oswald Spengler y el psicoanálisis.

De la izquierda hegeliana, por otro lado, surgió el materialismo histórico y dialéctico de Marx (1818-1883), al tiempo que el idealismo de los neokantianos dio origen a diversas escuelas. Husserl (1859-1938) impulsó la fenomenología, que Heidegger (1889-1976) acabó de definir y matizar. Otras corrientes importantes fueron: la generada por el sicoanálisis freudiano (Marcuse, Reich), el neopositivismo (Reichenbach), el existencialismo de Jaspers, la obra de Wittgenstein y el neomarxismo de la escuela de Frankfurt.

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